Transparentar el rostro amoroso del Padre a quienes están en búsqueda, a través de la evangelización y el acompañamiento, sirviendo a la Iglesia, pueblo de Dios, con amor, alegría, sencillez y total entrega, a ejemplo de Jesús itinerante y María perfecta discípula, para que todos sean uno con Él.
Aquí se muestran claramente los destinatarios directos de la misión como aquellas personas que están en búsqueda de Dios, aunque no lo sepan; se refleja el estilo comunitario y fraterno con la expresión “para que todos sean uno con Él”; se identifica un ámbito que es la Iglesia, pueblo de Dios, el lugar donde se da el anuncio; se refleja la misión con unas virtudes concretas: amor, alegría, sencillez y total entrega; se específica la tarea, a través de la acción evangelizadora y el acompañamiento con dos referencias: Jesús itinerante y María perfecta discípula.
“Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo (…) para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí”. Juan 17, 3; 21-23