¿Por qué los 12 Apostóles?

Ellos  no son anunciadores de una idea, sino testigos de una persona que vive entre nosotros. Como los Apóstoles, queremos ser testigos de la Verdad; llegar a ser un solo corazón y una sola alma, alimentadas por el deseo de “conocer” a Dios cada vez más, arraigadas en el amor y perseverando en la fracción del pan, como la primera comunidad cristiana. Cada uno de los Apóstoles tiene una particularidad, que le aporta a nuestra obra un ingrediente específico y único. 

¿Por qué Santa Teresa de Lisieux?

Por su ardor misionero; por su vínculo con María, que la llevó a sentirse siempre su hija; por su entrega, oración y acompañamiento a los sacerdotes; y, por el legado que dejó en el “Camino de infancia espiritual”.

San Pedro

29 de Junio

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Confesar la fe y el amor a Dios, para asumir la misión de cuidar el rebaño que Él nos confía.

– Velar y orar por la unidad de la Iglesia.

San Andrés

30 de Noviembre

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Anhelar ardientemente la presencia del Señor, gozarnos en Él y apresurarnos a anunciar a los demás nuestra experiencia de fe

Santiago el Mayor

25 de Julio

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Servir a Dios con prontitud, resolución y generosidad, sin esperar una recompensa aquí en la tierra.

– Vencer las adversidades, propias del anuncio del Reino, con la certeza del aliento y el consuelo divinos.

San Juan

27 de Diciembre

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Interpretar y comprender, con amor filial, el “misterio” del Verbo Encarnado, para ser y vivir como verdaderos testigos, hijos de Dios y de María.

San Felipe

3 de Mayo 

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Conocer el rostro amoroso del Padre, en la intimidad con la persona de Jesús, para anunciarlo y contagiar a otros, con la experiencia de fe, a través de una invitación al encuentro: “Ven y lo verás”.

San Bartolomé

24 de Agosto 

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Tener un corazón puro y un espíritu firme, para vivir una profunda adhesión a Jesús en la sencillez, la concordia y la autenticidad, mediante el anuncio de Cristo, Dios y Hombre verdadero.

Santo Tomás Apóstol

3 de Julio

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Reconocer a Cristo resucitado, como Dios y Señor, para obrar según nuestra fe, con la dicha de creer, sin haber visto.

San Mateo

21 de Septiembre

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Responder al llamado de la misericordia salvadora de Dios, a través de la conversión, subordinando la búsqueda de lo temporal, para alcanzar un tesoro incorruptible en el cielo.

– Adiestrar nuestro corazón para investigar la ley del Señor, practicar y enseñar sus mandatos.

Santiago de Alfeo

3 de Mayo

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Avivar la fe, a través de las obras, que den cuenta de nuestro respeto y servicio a los pobres.

– Confiar en los planes de Dios, poner por obra su Palabra y aprovechar las tribulaciones, para dar gloria a Dios.

Tadeo

28 de Octubre

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Vivir incansablemente la belleza de la fe cristiana y testimoniarla con valentía y al mismo tiempo, con serenidad.

Simón

28 de Octubre

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Tener celo ardiente por servir al Dios único con total entrega.

Matías

14 de Mayo

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Ser testigos de la resurrección, alegrarnos en el amor de Dios y ser contados entre sus elegidos.

San Pablo

29 de Junio

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

–  Experimentar la conversión, que nos hace verdaderos cristianos, fruto del encuentro con Cristo Resucitado, para anunciar con pasión el Evangelio al mundo, superando las dificultades, sufrimientos, tribulaciones y persecuciones, con una fe viva, un corazón abierto y una gran caridad con todos, especialmente con los que están en búsqueda.

Santa Teresa de Lisieux

1 de Octubre

Gracia que queremos alcanzar del apóstol:

– Cantar las maravillas de Dios en la propia vida y transparentar su amor desde la humildad, la sencillez evangélica y el abandono en la misericordia infinita de Jesús.

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