VIDA CONSAGRADA

La práctica de los Consejos Evangélicos  nos llama a ser “Transparencia de Dios”. Los Consejos de Castidad, Pobreza y Obediencia son la expresión del amor, asumidos en la libertad, y consolidados  por medio de nuestra profesión religiosa, son la respuesta que cada una ofrece al llamado amoroso de Dios. Ellos son el eje conductor de nuestra vida religiosa y expresan de manera completa el radicalismo evangélico que la caracteriza.

Obediencia

Hemos de empeñarnos en discernir con total solicitud cada voz eclesial, histórica y comunitaria que se presenta en nuestro camino y descubrir en ella la misma voz de Dios, que nos llama e invita a configurarnos con Él, desde un aspecto concreto en el ejercicio de nuestra vida cristiana.

“El camino para la obediencia es Cristo en misión”

Pobreza

Observamos una vida pobre de hecho y de espíritu; laboriosa y sobria; desprendida de las riquezas terrenas.  Pobreza, entendida como desprendimiento interior y ejercicio de vivir las bienaventuranzas evangélicas; vivida en dimensión comunitaria, institucional y estructural.

“Profesamos pobreza para centrar nuestra vida en Jesucristo”

Castidad

La castidad, signo especial de los bienes celestiales, es un Don que libera de modo singular nuestro corazón, para que se encienda más en un amor a Dios, de carácter nupcial y a los hombres con un amor de carácter universal.

Cada Hija de la Inmaculada, por el voto de la castidad asume a Cristo como único esposo”

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